Alonso, Jerónimo
Bravo, Flavia Natalia
Cabrera, Ana Magalí
Carmona Victoria
Texto A:
Leer (y enseñar a leer) entre las lenguas
Se puede pensar la lectura más allá del modelo de la comprensión,
más allá del modelo de la comunicación. Como experiencia, por ejemplo.
Steiner, en su libro Lenguaje
y silencio, escribía lo siguiente: “Leer bien es arriesgarse a mucho. Es dejar vulnerable nuestra
identidad, nuestra posesión de nosotros mismos. (...) Así debiera ser cuando
tomamos en nuestras manos una gran obra de literatura o de filosofía, de
imaginación o de doctrina. Puede llegar a poseernos tan completamente que,
durante un tiempo, nos tengamos miedo, nos reconozcamos imperfectamente. Quien
haya leído La metamorfosis de
Kafka y pueda mirarse impávido al espejo será capaz, técnicamente, de leer
letra impresa, pero es un analfabeto en el único sentido que cuenta”.
El
lector que es capaz, técnicamente, de leer letra impresa, comprende
perfectamente el texto. Y, sin duda, es capaz de comentarlo competentemente y
de responder a las preguntas de los profesores. Pero es un analfabeto en otro
sentido, en el sentido de la experiencia. Porque la experiencia es lo que nos
pasa, y a ese lector que sólo comprende, o que sólo quiere comprender, no le
pasa nada. La experiencia de la lectura, entonces, o la lectura como experiencia,
¿es otra cosa que la comprensión? Si es así, no siempre leer es comprender, o
no sólo leer es comprender. Pero ¿sigue siendo traducir? ¿qué significaría
entonces la experiencia de la lectura como experiencia de traducción? ¿qué
tendría que ver la traducción con ese dejar vulnerable nuestra identidad,
nuestra posesión de nosotros mismos?
Habría
que preguntarse, quizás, por qué los aparatos educativos privilegian la
comprensión, por qué los discursos psicotécnicos y pedagotécnicos sobre la lectura
se mueven exclusivamente en el interior del marco de la comprensión. Voy a
adelantar dos hipótesis.
La
primera es que en la escuela que conocemos es esencial la evaluación. Por lo
tanto, es esencial hacer visibles de una forma máximamente estandarizada cuáles
son los resultados de las prácticas de enseñanza, si sus objetivos han sido o
no alcanzados, y de qué modo. Y para eso, el modelo de la comprensión es
perfecto. De lo que se trata es de saber si el alumno ha comprendido lo que
tiene que comprender, y a partir de ahí enseguida podemos establecer problemas
de comprensión, niveles de comprensión, y todas esas cosas que les gustan tanto
a los psicopedagogos en ejercicio.
La segunda hipótesis tiene que ver con el
predominio de la concepción técnica del lenguaje, esa que considera la lengua
como instrumento de comunicación. La lengua no es otra cosa que un soporte de
ideas, sentimientos y, en general, expresiones, y leer no es otra cosa que
apropiarse de eso que la lengua comunica. La lengua no es otra cosa, en
definitiva, que soporte y transporte de información. No es otra cosa que
telecomunicación. No creo necesario insistir en la cantidad de discursos que se
asientan sobre ese supuesto. Desde la concepción cognitivista de la lectura,
según la cual leer no es otra cosa que procesar información, hasta toda esa
retórica de la sociedad de la información que se está imponiendo sin crítica y
con el apoyo de estados y oligopolios de todo el mundo. No creo necesario
insistir tampoco en la cantidad de programas de investigación educativa y de
formación del profesorado que incluyen una u otra de esas retóricas. El sistema
educativo trabaja el lenguaje desde el punto de vista de la tecnología de la
información. Por eso trabaja la lengua desde el punto de vista de su máxima
transparencia y de su máxima eficacia.
Hay
una frase de Bajtín
que siempre me ha fascinado. Hablando de la transmisión de los textos en las
disciplinas filológicas, dice lo siguiente: “el
estudio de las disciplinas filológicas conoce dos modos escolares fundamentales
para la transmisión asimilativa del discurso ajeno: de memoria y con las
propias palabras”.
Dilo
de memoria. O dilo con tus propias palabras. Apréndelo de memoria, repítelo
literalmente, textualmente, palabra por palabra. O tradúcelo a tus propias
palabras. Ese dispositivo de “con las propias palabras” atraviesa la pedagogía.
El imperativo es: lee el texto y, después, escríbelo con tus propias palabras.
Que tus propias palabras digan de otro modo, a tu modo, lo que el texto ya
dice. Ese dispositivo presupone que el sentido de un texto puede trasladarse de
un texto a otro, como si el mismo sentido pudiera decirse con palabras
diferentes.
Bajtín
continúa diciendo que la significación de cualquier texto no es acabada, sino
abierta, que cada contexto de lectura lo hace susceptible de nuevas
posibilidades semánticas. Por eso, de la palabra, de cualquier palabra “todavía no sabemos del todo lo que nos puede
decir, la introducimos en nuevos contextos, la aplicamos a un nuevo material,
la ponemos en una nueva situación para obtener de ella nuevas respuestas,
nuevas facetas en cuanto a su sentido y nuevas palabras propias (porque la
palabra ajena productiva genera en respuesta, de manera dialógica, nuestra
nueva palabra)”.
Leer
sería entonces traducir el texto a nuestras propias palabras. ¿Eso significa
que le damos nuestras palabras al texto o que es el texto el que nos da
nuestras propias palabras?
Independientemente
de que leamos de memoria o de que traduzcamos a nuestras propias palabras
¿podemos leer el texto en una lengua que no sea nuestra lengua?, ¿con unas
palabras que no sean nuestras palabras?
Se
trata de pensar la lectura sabiendo que la palabra humana se da como confusa,
como dispersa, como inestable y, por lo tanto, como infinita. Se trata de
Babel.
Babel
atraviesa cualquier fenómeno humano de comunicación, o de transporte o de
transmisión de sentido. Y, desde luego, cualquier acto de lectura.
Lo
que ocurre es que existen distintas actitudes ante Babel, ante el significado
del "hecho" Babel, ante el escándalo o la bendición de Babel, ante lo
remediable o lo irremediable de Babel, ante la radicalidad y el alcance de la
condición babélica de la palabra humana.
Jorge Larrosa (Flacso)
Texto B:
Leer/reír en la escuela
Generalmente, cuando nos piden describir la escuela a propósito
de análisis, problematizaciones y otras cuestiones teóricas, algunos
lugares comunes gritan un fervoroso “presente” en nuestro discurso: saberes y
tareas, enseñanzas y aprendizajes, o bien, maestros y alumnos; duras realidades
o blandas penas; tizas -blancas y de color- y pizarrones; evaluadores y
evaluados; algunas expectativas y otros tantos logros.
Sin embargo raras veces, ocasionales, escasas, es posible
escuchar, en referencia a nuestra cotidiana escolaridad, el rotundo “Me dio un
ataque de risa”. Si apelamos a nuestra historia escolar, seguramente alguna
sonrisa se dibuje anclada en el recuerdo de la profesora de Geografía que hacía
sobrevolar su dedo en la lista antes de depositarlo en nuestro nombre para
llamarnos a dar lección mientras cuarenta respiraciones se retenían en
simultáneo. También, escuchar un relato de algún niño o “adolescente de hoy”
sobre aquellos que de extraño para sus ojos pasa en la escuela probablemente
provoque, en ellos y en nosotros, alguna otra sonrisa, o quizás risa.
Pero lo raro, lo ocasional, lo escaso, es escucharnos reír en
presente de aquello que cotidianamente vivimos en la escuela. Esporádicamente
nos dan ataques de risa. Decimos la risa como festejo unísono, la descarga
enérgica y aliviante de la risa, la risa sorpresiva, solitaria o en la búsqueda
necesitada de complicidad en la mirada con otros … porque la boca está ocupada,
en reírse.
Hablamos de la presencia del
humor, de la posibilidad de aflojar la mirada y la mandíbula para ver la
realidad. Y, más aún, si sobre lo que estamos dando vueltas desde hace un
tiempo y seguirá ocupándonos un rato más es la transmisión del vínculo con el
lenguaje, a través del leer y del escribir. ¿O hay algo mejor que compartir una
carcajada con uno de nuestros alumnos, en la escuela, a propósito de algo que
juntos leímos o de una historia que ellos escribieron?
El humor como lente para mirar críticamente aquello que
heredamos y aquello que ejercemos con un libro en nuestras manos o sacando
punta al lápiz de uno de nuestros alumnos. Para preguntar críticamente qué es
posible leer y escribir y hacer leer y escribir de otro modo. Para pensar
críticamente qué de lo nuevo y de lo viejo pueden convivir en nuestra
transmisión de la palabra. Para poner/nos en cuestión en otro registro, porque,
en palabras de Jorge
Larrosa: “La risa destruye las certezas. Y
especialmente aquella certeza que constituye la conciencia clausurada: la
certeza de sí. Pero sólo en la pérdida de la certeza, en la permanente puesta
en cuestión de la certeza, en la distancia irónica de la certeza, está la
posibilidad del devenir. La risa permite que el espíritu tome altura sobre sí
mismo. El gorro de cascabeles tiene alas.”
E. Antelo (Flacso)
Los invitamos a que todos y cada uno intervenga y propicie la construcción de saberes. Tomar la palabra es ser consciente de las ilimitadas posibilidades discursivas de los sujetos. Los integrantes del grupo, es seguro, tienen mucho para decir. ¡Queremos leerlos!
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ResponderEliminarLuego ingresan y comentan donde dice "comentarios", al final de los textos.
selccionen un perfil, Google por ejemplo.
ResponderEliminarBuenas noches:
ResponderEliminarAvanza el tiempo y sería muy interesante si pudieran intercambiar sus opiniones y reflexiones sobre los textos, ya que de la colaboración surge una producción rica, múltiple y plural.
Los esperamos.
Cariños
Clarita
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarLeer (y enseñar a leer) entre las lenguas
ResponderEliminarGrupo N°1
En este texto el autor analiza la problemática del modo de leer y enseñar a leer que se imparte desde la educación formal. Teniendo en cuenta la superestructura, las ideas están conectadas en forma de problema- solución, aunque para ello no pueda estar ausente la trama descriptiva.
La idea principal o macroestructura semántica del texto es que es la educación formal debería concebir a la lectura como una experiencia personal de vida; como una práctica transformadora que exceda los límites del modelo de comprensión tradicional y de la comunicación. Expresado de otro modo, los ámbitos académicos debería llevar a la práctica la idea de que leer bien es mucho más que interpretar un texto, explicarlo o traducirlo competentemente ante los demás, porque implica poner en juego la propia sensibilidad, con el fin de lograr una evolución personal, un concepción mucho más rica que el énfasis en el mero crecimiento intelectual.
Con relación a los motivos que llevan a los aparatos educativos a privilegiar sólo estrategias de comprensión, interpretación y traducción de saberes el autor arriesga dos hipótesis. La primera es la necesidad de evaluación, que demanda hacer explícitos los resultados de las prácticas y objetivos de enseñanza. En este sentido, establecer dimensiones para la variable comprensión pareciera ser la salida menos compleja para sondear el conocimiento: determinar si se comprendió lo que debía y de qué modo se hizo. La segunda hipótesis implica considerar al lenguaje sólo desde el punto de vista técnico y por consiguiente a la lengua como mero instrumento de comunicación, soporte de ideas, sentimientos y, en general, expresiones.
El autor juzga que de las dos suposiciones mencionadas surge una concepción cognitivista de la lectura que tiene como resultado una retórica vacía, sin crítica por parte de la sociedad de la información, que cuenta con el apoyo de estados y oligopolios de todo el mundo. Y que es por eso que el sistema educativo actual está trabajando el lenguaje sólo desde el punto de vista de la tecnología de la información y se ocupa de la lengua en términos de máxima eficacia.
Larrosa considera que la solución a esta actitud reduccionista de la enseñanza de la lectura debe plantearse desde la idea de que la palabra, por su característica de humana, es “confusa, dispersa e inestable”, y en definitiva muy compleja, ya que atraviesa cualquier fenómeno humano de comunicación. Por consiguiente, el buen lector es aquel que se muestra receptivo a las ideas y al pensamiento de los demás y que vive lectura, la siente y se deja transformar por ella.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarLuciana, soy Magalí Cabrera. Me gustaría agregar a tu comentario que el autor utiliza un recurso característico de la estructura "problema-solución" que es realizarle preguntas al texto, por ejemplo en el segundo párrafo: "La experiencia de la lectura, entonces, o la lectura como experiencia, ¿es otra cosa que la comprensión? Si es así, no siempre leer es comprender, o no sólo leer es comprender."
ResponderEliminarOtra característica general de esta estructura, de la cual el autor hace uso, es la utilización de verbos en presente del modo indicativo, también utiliza verbos en condicional simple (por ejemplo: "habría", "sería").
Sí, Magali. De este modo podemos apreciar cómo el texto va razonando, buscando caminos alternativos a través de la lectura. Incluso es muy clara la exposición del autor, ya que primero enuncia un problema: la manera fragmentaria y vacía de leer y enseñar a leer entre las lenguas, donde la comprensión se considera, erróneamente, el fin supremo, sin importar lo que le pasa a cada lector frente a ese texto, su experiencia frente a él. Y luego platea dos hipótesis con respecto a los motivos de esta falla en la enseñanza: la necesidad de evaluar y la concepción del técnica del lenguaje, que considera la lengua como instrumento de comunicación.
ResponderEliminarLuego, el autor busca fundamentar la solución con el razonamiento de Bajtín, quien afirma que la significación de cualquier texto no es acabada, sino abierta, que cada contexto de lectura lo hace susceptible de nuevas posibilidades semánticas.
De este modo, se trata de pensar la lectura sabiendo que la palabra humana es "Babel", con todo el peso que encierra esa metáfora, para dar idea de que tiene tanto poder la palabra que atraviesa cualquier fenómeno humano de comunicación, o de transporte o de transmisión de sentido. Y, desde luego, cualquier acto de lectura.
Texto B:
ResponderEliminarLeer/reír en la escuela
Este texto resulta atrayente desde el título, el cual, como síntesis máxima del contenido resume el tema a tratar y deja en claro la unión de dos conceptos clave a considerar en la escuela: leer/ reír, diferenciados gráficamente tan sólo por una barra inclinada, sin el uso del nexo coordinante “y”, lo que transmite semas de unión, fusión, de relación simbiótica entre ambos términos.
Las ideas están organizadas de manera descriptiva para remitir al lector a sus tiempos de estudiante, evocando sensaciones de alegría y diversión, a través de relaciones paradigmáticas.
La macroestructura o idea central es incorporar la risa a las experiencias de lectura en la escuela y posicionarse desde el humor con una mirada crítica para indagar posibilidades de selección y producción de textos con la finalidad de destruir certezas y generar dudas, las dudas que posibilitan la creación de nuevas y mejores ideas, que engrandecen el espíritu.
Los recursos cohesión hallados son el empleo de sinónimos, hiperónimos e hipónimos, que van siguiendo un hilo conductor y enriqueciendo el texto de densidad semántico. Por ejemplo:
-Sinónimos de risa: carcajada, ataque de risa, festejo unísono, la descarga enérgica y aliviante.
-Hiperónimo (escuela) e hipónimos (saberes, tareas, enseñanzas, aprendizajes, maestros, alumnos, tizas, pizarrones; evaluadores, evaluados, profesora, lección, adolescente).
-Presencia de verbos copulativos que sirven para caracterizar lo descripto. Por ejemplo: “es” posible escuchar….
-Verbos en modo indicativo ya sea en presente (por ejemplo “hablamos” de la presencia del humor) o pasado (por ejemplo la profesora “hacía” sobrevolar…)
Otros aspectos como la progresión temática tampoco deben descuidarse ya que se dedican tres párrafos a evocar recuerdos de la escuela, que nos posibilita adentrarnos gustosamente en el tema.
Quisiera agregar que el segundo texto utiliza la función emotiva, porque intenta que el lector recuerde momentos pasados en la escuela, logrando que el mismo sonría a la hora de recordar dichos momentos. Este texto esta cargado de connotaciones propias del autor ya que lleva al papel experiencias propias.
ResponderEliminarEl hilo conductor de este texto es la idea de que la risa a la hora de la lectura es un buen método para generar dudas, que son la base de la creatividad, llevando al alumno a considerar nuevas ideas, y así desarrollar su capacidad productiva a la hora de escribir un texto.
Muy muy muy buenas noches a todos/as:
ResponderEliminarEste es el trabajo colaborativo que puede pensarse en el aula virtual: aprender a construir sentidos junto con otros, en un diálogo que refleje la lectura sobre el texto un poco ajeno/un poco propio, tal como diría Bajtin en relación con las palabras, o a reírse con otros, a disfrutar de Babel como plantea el primer autor.
Les sugiero que se detengan en algunas descripciones claves de los tres planos de los textos (sintáctico, semántico y pragmático), que se sitúen fundamentalmente, luego de dar cuenta de cómo se diseñaron, en los valores que se legitiman o no en ellos, y que a partir de todas las reflexiones, comiencen a escribir sus textos.
Pueden también observar cómo trabajaron en otros grupos (o ver el material que la cátedra les dio), como primer paso. Y luego, trabajar juntos sus propias reflexiones como grupo.
Entonces ya pueden perfilar la escritura conjunta de su nuevo texto.
¿Les parece?
Cariños
Clarita
"Leer/escribir en la escuela" es un texto expositivo descriptivo ya que describe un hecho particular, en este caso las anécdotas y recuerdos sucedidos en la escuela. En este texto predominan los siguientes recursos cohesivos:
ResponderEliminarhiperonia: escuela; hiponimia:deberes, tereas, maestros, alumnos; sinonimia: sonrisa, risa, ataque de risa; el uso de verbos copulativos: ... "es" posible leer y escribir y hacer... ; verbos en presente del Modo Indicativo: dan, hablamos; verbos en tiempo pasado del Modo Indicativo: retenían, hacía, leímos.
Estos recursos siguen un hilo conductor que va enriqueciendo el texto de densidad semántica. Y el uso de los verbos en tiempo pasado o presente sirven para caracterizar el hecho descripto.
Estoy de acuerdo con Jeronimo en que el autor del segundo texto utiliza la función emotiva no solo para que el lector recuerde, sino también para que se identifique con el texto, transportandolo a aquellos gratos y no tan gratos momentos compartidos en la escuela con sus compañeros y maestros.
ResponderEliminarMe gustaría agregar a los comentarios sobre el texto: Leer (y enseñar a leer) entre las lenguas, que el autor ha utilizado un razonamiento deductivo en la superestructura, es decir que desde el problema más general y abarcador se ha movido a los problemas que lo generan, dándoles una solución. Quisiera destacar también las preguntas retóricas que señaló Magalí, que son las que van conduciendo al lector a la construcción del sentido del texto.
ResponderEliminarEn cuanto al segundo texto, coincido con mis compañeros en la gran carga connotativa que posee, que hace que el lector se identifique con el tema. Este recurso que utiliza el autor sirve para facilitar la lectura y hacer más fácil el entendimiento de la problemática que plantea.
Texto final elaborado de manera grupal:
ResponderEliminar"La enseñanza frente a las variedades del código"
La educción en la actualidad está plantead de una forma mecánica, ya que se inculca la mera repetición de los contenidos sin llegar a comprender los textos.
La finalidad de las instituciones educativas debería ser llevar a la práctica la idea de que leer bien es mucho más que interpretar un texto, explicarlo o traducirlo competentemente ante los demás, con el fin de lograr una evolución personal.
Un buen método para llevar a cabo este objetivo es incorporar la risa a las experiencias de lectura en la escuela y posicionarse desde el humor con una mirada crítica para indagar posibilidades de selección y producción de textos con la finalidad de destruir certezas y generar dudas, que posibiliten la formulación de nuevas y mejores ideas.
Otra reforma que deberían llevar a cabo las instituciones sería que los docentes adecuen el dictado de clase a los alumnos, entendiéndose por esto que deben presentarle todas las variedades del código que hay para transmitir un mensaje, dejándole en claro que el objetivo primordial es la claridad y precisión del mensaje transmitido.
En conclusión, la enseñanza debe plantearse de forma tal que el alumno comprenda los textos y a la vez adquiera la capacidad de expresarlos haciendo uso de su propio código.
Bueno, acá dejo el texto. Fíjense si no le podemos agregar algo más, saludos!
Buenas noches Marcela, Jerónimo, Flavia Natalia, Ana Magalí y
ResponderEliminarVictoria:
Me sorprendí al encontrar el texto final...
Creo que la sorpresa se vincula con que las interacciones del grupo han sido un tanto desparejas cuantitativamente.
El trabajo en colaboración tiene que ver con variados y múltiples intercambios que apunten a que los integrantes reflexionen conjuntamente sobre los textos, sobre lo que esos textos dicen, cómo lo dicen y para qué lo dicen.
Hay interesantes aportes en la producción (que de mi parte no considero final) que subió Victoria, sin embargo estimo que pueden enriquecer mucho más este texto.
Han logrado no sólo conjugar contenidos conceptuales de la cátedra, sino también los aportes de los dos textos del Blog.
Entonces invito a todos a que, dado que la tarea en el aula virtual es asincrónica, y que mañana es feriado, prosigan trabajando, pensando y reelaboren y ajusten algunos aspectos del texto que colgó Victoria.
De modo que: a seguir trabajando.
Cariños
Clarita
Profe, el texto lo hicimos en conjunto, no lo hice yo sola. Y es un primer paso para que podamos seguir desarrollando los contenidos. La idea es que desde aquí podamos seguir mejorando la producción.
EliminarSaludos
Victoria:
Eliminarde acuerdo, también se los expresé en mi comentario. Adelante entonces.
Cariños
Clarita
Versión N°2: Trabajo final grupal
EliminarLa enseñanza de la lectura y las variaciones del código
A menudo se advierte que el modo de leer y enseñar a leer que se imparte desde la escuela otorga más importancia a las estrategias tradicionales de comprensión y transmisión de saberes, que a la práctica misma de la lectura como experiencia personal, rica, humana, y, por consiguiente, compleja.
En este sentido, una manera de contribuir al cambio, es incluir en la clase textos literarios con los que los jóvenes lectores puedan sentirse identificados, teniendo en cuenta los modos propios de hablar de las personas, de acuerdo con la edad, el nivel sociocultural, el ámbito geográfico y el tipo de relación o grado de confianza entre los participantes.
Expresado de otro modo, los ámbitos académicos debería llevar a la práctica la idea de que leer bien es mucho más que interpretar un texto, explicarlo o traducirlo competentemente ante los demás, porque implica también poner en juego la propia sensibilidad, con el fin de lograr una evolución personal, un concepción mucho más rica que aquella que busca sólo el mero crecimiento intelectual. Si a todo eso puede sumarse el ingrediente de la risa, mejor aún, ya que posicionarse frente al texto con humor, permite destruir certezas y generar dudas, siempre y cuando exista una mirada crítica que facilite la creación de nuevas y superadoras ideas
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBuenas tardes Marcela, Jerónimo, Flavia Natalia, Ana Magalí y
ResponderEliminarVictoria:
Interesante la resolución del texto, entretejiendo conceptos relevantes.
Voy a hacerles algunas preguntas/sugerencias para que sigan trabajando "un tantito" más:
Primer párrafo.
¿No sería conveniente dar cuenta de cuáles son "las estrategias tradicionales de comprensión y transmisión de saberes"?
Si así lo hicieran, tal vez recuperando sus propias prácticas de aprendizaje, y pensando en cómo a ustedes les enseñaron a leer y a escribir, tendríamos una porción de experiencia nueva y original.
Esto también daría cuenta del porqué "la práctica misma de la lectura como experiencia personal, es rica, humana, y, por consiguiente, compleja."
Especificar es algo que nos permite llegar al detalle para luego retomar los conceptos más generales: Pensar porqué la lectura es rica, humana y compleja para ustedes...¿les parece?
Segundo párrafo: ¿cómo ligan el gusto por la lectura/literatura con los modos de hablar? ¿Esta es una relación de causa a efecto? No lo sé con certeza así como lo plantean y me gustaría que lo pensaran o argumentaran.Quizás valdría la pena poner algunos ejemplos que echen luz sobre esta relación que ustedes postulan.
Tercer párrafo: es el que me parece más contundente, el que está más preñado de sentidos sustentados en una reflexión concienzuda. Una sola pregunta ¿qué sería esto de la evolución personal?, ¿buscaron el significado de la palabra evolución? ¿Les parece la más adecuada?
Finalmente, muy buen trabajo, reformulen, si les parece, de acuerdo con estas sugerencias y ya pueden publicar su versión definitiva.
Feliz día de la Bandera.
Cariños
Clarita
Versión nº 3 Trabajo final grupal.
ResponderEliminarLa enseñanza de la lectura y las variaciones del código
A menudo se advierte que el modo de leer y enseñar a leer que se imparte desde la escuela, otorga más importancia a las estrategias tradicionales de comprensión y transmisión de saberes, es decir a la mecanización del aprendizaje que implica repetición de conocimientos, sin una internalización por parte del sujeto. Sin dar lugar a la práctica misma de la lectura como experiencia personal, rica, humana, y, por consiguiente, compleja.
En este sentido, una manera de contribuir al cambio, es incluir en la clase textos literarios con los que los jóvenes lectores puedan sentirse identificados, y a la vez apelar a la función emotiva de los textos, para facilitar al alumno la comprensión de los mismos. Un método para contribuir a un aprendizaje significativo a los alumnos sería incluir textos que tengan relación con los modos propios de hablar de las personas, de acuerdo con la edad, el nivel sociocultural, el ámbito geográfico y el tipo de relación o grado de confianza entre los participantes.
Expresado de otro modo, los ámbitos académicos deberían llevar a la práctica la idea de que leer bien es mucho más que interpretar un texto, explicarlo o traducirlo competentemente ante los demás, porque implica también poner en juego la propia sensibilidad, con el fin de lograr un desarrollo personal, una concepción mucho más rica que aquella que busca sólo el mero crecimiento intelectual. Si a todo eso puede sumarse el ingrediente de la risa, mejor aún, ya que posicionarse frente al texto con humor, permite destruir certezas y generar dudas, siempre y cuando exista una mirada crítica que facilite la creación de nuevas y superadoras ideas.
Buenos días Marcela, Jerónimo, Flavia Natalia, Ana Magalí y
ResponderEliminarVictoria:
La actividad está aprobada.
El texto es comprometido, integrador, coherente, y remite sutilmente a los temas estudiados.
Revisaremos personalmente, con el texto impreso, algunos detalles, especialmente la relación entre el placer por la lectura de ciertos textos y las variedades del código.
Me encantó trabajar con ustedes.
Me permito citar a Larrosa y dejarles la inquietud de la selección del fragmento:
"El lector que es capaz, técnicamente, de leer letra impresa, comprende perfectamente el texto. Y, sin duda, es capaz de comentarlo competentemente y de responder a las preguntas de los profesores. Pero es un analfabeto en otro sentido, en el sentido de la experiencia. Porque la experiencia es lo que nos pasa, y a ese lector que sólo comprende, o que sólo quiere comprender, no le pasa nada. La experiencia de la lectura, entonces, o la lectura como experiencia, ¿es otra cosa que la comprensión? Si es así, no siempre leer es comprender, o no sólo leer es comprender."
Hasta el examen.
Felices y merecidas vacaciones.
Cariños
Clarita
Gracias profe, fue una experiencia muy productiva! Hasta el examen!!!
ResponderEliminarBuen día Luciana:
Eliminarpara nosotras también es una experiencia trascendente la búsqueda de las estrategias para apresar/apropiarnos/hacer transitivo el saber...junto con ustedes.
¡Felices vacaciones!
Clarita
¡Gracias profe! Voy a tener presente desde ahora lo que usted nos recomendó en una de las primeras clases que tuvimos: "Que nuestras palabras sean impecables". Un sabio consejo para la vida. ¡Felices vacaciones para usted también! Y... hasta el examen!
ResponderEliminarHola: espero que se entienda que eso de impecable no se vinculaba con la RAE, sino con el profundo cuidado sobre cómo decimos, a quién, y para qué decimos nuestras palabras.
ResponderEliminarQue sean palabras vivificantes, siguiendo a Pedro Salinas.
Nos vemos a la vuelta de la vida, en unos meses más.
Cariños
Clarita